Relato esta experiencia con la finalidad de poder justificarme, por
si alguien ha visto mis paseos de arriba
abajo por la calle Gran Vía de Madrid por los alrededores de la Red de San
Luis, conocida zona por donde ejercen su trabajo gran número de
meretrices, además entrando en un portal
en donde hay una pensión y todo ello portando una “capa” en el brazo.
Por fin esta mañana iba a poder
conocer el nuevo Juzgado creado en Madrid , ex profeso, para la resolución de conflictos relativos a
clausulas hipotecarias. Calle Gran Vía 12.
Soleada y animada mañana madrileña de finales de verano, sin darme cuenta me
paso la sede del Juzgado, lo que puede ser lógico por cuanto en el portal viene anunciada la pensión
“Delfina”, solo un pequeño cartel en el telefonillo indica la existencia de
un Juzgado, también aparece en otros carteles del telefonillo además del Museo Chicote , una farmacia , una empresa
dedicada a show-cabarets y la palabra
Cock, lo que se puede traducir del ingles (digo inglés) como “polla”.
De forma dubitativa entro en el portal y pregunto al conserje,
que cómodamente sentado en su silla me indica que el Juzgado está en la segunda
planta y la pensión en la cuarta. Dudo
entre la pensión y el Juzgado pero me decido a ir al Juzgado, salgo del
ascensor y me encuentro una puerta a la que hay que llamar al timbre ; Abre la
puerta el guarda jurado encargado de la seguridad, que además haciendo las
funciones de agente Judicial, nos pregunta a que juicio vamos y nuestra
condición de profesional en la que acudimos; Una vez dados los datos , nos
invita a sentarnos en una sala de espera
, que nos recuerda a cualquier consulta de dentista de los años noventa.
Pregunto por la sala de togas, ¡sala de togas!
¡Que es eso!, pregunto a una compañera
que allí esperaba, y con gesto avinagrado,
posiblemente porque piensa le van a quitar una muela, indica que la toga hay
que cogerla en el Juzgado de lo Contencioso, sito en Gran Vía 19, a unos doscientos metros
en la otra acera. (Un Urra por la previsión del Colegio de Abogados y su
Decana).
Gracias que he llegado con tiempo de sobra
puedo ir a por la toga, salgo del dentista, perdón del Juzgado, Gran Vía para
arriba llegó hasta la Red de San Luis, en donde se encuentra el Juzgado de lo Contencioso,
allí en la segunda planta recojo la toga y vuelta, Gran vía abajo al Juzgado
101 bis, con mi toga bajo el brazo.
Vuelta a llamar a la puerta, el agente
–guarda de seguridad, ya me conoce y me deja pasar a la sala de espera del
dentista. Lo que ocurrió dentro de la Sala es “otra Historia”, como diría
Kipling, historia de diez minutos que podría ocupar muchas páginas.
Hasta este momento tenía la premonición, bastante obvia, que este Juzgado de nueva creación y con una función específica
muy concreta, se había creado con fines políticos que apoyar a la banca en
estos momento tan duros para ella; Esta sensación se ha trasformado en un
sentimiento nauseabundo de como el poder político de este macro estado maneja
la sociedad sin respeto ni a los ciudadanos ni a los profesionales. Por cierto
no funciona lex net y menos si se actualiza el Java.